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La creciente urgencia de gestión ante el Fenómeno del Niño

La entrega de presupuesto es insuficiente para una adecuada gestión ante el Fenómeno del Niño, el rol del Poder Ejecutivo debe transformarse acompañando en los procesos a los Gobiernos Regionales y Municipalidades. El tiempo juega en contra, en un contexto donde la gestión pública se encuentra debilitada.

Karla Gaviño - Profesora de Gestión Pública de la Universidad del Pacífico

Publicado: 2023-07-27


El Poder Ejecutivo anuncia la entrega de recursos a los Gobiernos Regionales y Gobiernos Locales para hacer frente al inminente Fenómeno del Niño que ya sentimos a lo largo del país. Estos mensajes van con el recordatorio público de que la ejecución del presupuesto corresponde a los gobiernos subnacionales, en un escenario donde la principal partida presupuestal para hacer frente a la reducción de riesgos y atención de desastres naturales, presenta una ejecución de 30.6% a nivel de Gobiernos Regionales y 38% a nivel de los Gobiernos Locales (categoría presupuestal 0068: Reducción de vulnerabilidad y atención de emergencias por desastres naturales).

Pero ¿Cuál es el rol del ejecutivo más allá de transferir recursos? ¿Qué se espera de los rectores de sistemas del Estado en el marco de la nueva gestión pública ante los desastres naturales?

La nueva gestión pública puede entenderse en términos simples como aquella que pone en el centro de acción del aparato público, al ciudadano y sus necesidades, siendo necesario para ello contar con instituciones públicas con funciones bien definidas y liderazgos sólidos, pero también con capacidad de interacción, de trabajo conjunto para la generación de valor, acompañando todo ello con una adecuada y oportuna rendición de cuentas a la ciudadanía.

 El presupuesto en base a resultados, el adecuado manejo de los sistemas del Estado, y el impacto positivo del quehacer público en la vida de la gente, son parte de los elementos necesarios para poder afirmar que el Estado se desenvuelve con una gestión pública adecuada.

Es por ello que en contextos críticos como el que afronta el país, con una gestión pública que no detiene su caída en picada, y ante un Fenónemo del Niño cada día más presente, el rol del Poder Ejecutivo no puede ser entendido como el de un financiador que transfiere recursos, y deja a los subnacionales a cargo de la determinación técnica de las acciones o intervenciones a realizar, así como la contratación, ejecución e implementación de las mismas, (un tema aparte, es lo oportuno de las trasferencias de esos recursos, en el mes 7 del año, cuando afrontamos uno de los inviernos más cálidos de los últimos años).

Ese rol mal entendido del Poder Ejecutivo, como un financiador que en el marco de una incomprendida descentralización de funciones, se desentiende de acompañar en los procesos a los subnacionales, nos ha llevado a lo largo de los años a distintas falencias en el marco de las funciones que el propio Sistema Nacional de Gestión de Riesgos de Desastres (SINAGERD) da a la Presidencia del Consejo de Ministros como rector, así como a INDECI y CENEPRED cuyas adscripciones pasaron de PCM al Ministerio de Defensa; de igual manera, continúa con una inadecuada materialización de las funciones de los rectores de la inversión pública, del presupuesto público y del abastecimiento público (cuyas rectorías recaen en el Ministerio de Economía y Finanzas), cuando se trata de tareas urgentes que deben realizar los subnacionales. 

Recursos sin acompañamiento, es repetir la historia de un Poder Ejecutivo financiador que bajo el argumento de que la ejecución es principalmente subnacional, ya tiene hasta la justificación para cuando las cosas no vayan a funcionar.


Tampoco bastará con una capacitación o coordinación general o monitoreo cada cierto tiempo. El nivel del impacto que se anuncia con el Fenómeno del Niño, requiere un actuar de la mano, conjunto, in situ, entre los tres niveles de gobierno. Experiencias al país le sobran para saber que transferir recursos, sin acompañar en las tareas, no lleva a mayores resultados de éxito; presupuesto sin gestión pública, no produce impactos positivos ni soluciona los problemas públicos.

Por ello, es importante se desarrollen liderazgos técnico fortalecidos, con apoyo del más alto nivel político, y se coloque como una prioridad el trabajo conjunto entre el Gobierno Nacional, los Gobiernos Regionales y los Gobiernos Locales, con equipos in situ; lo dicho, debería acompañarse con una fluida comunicación a la ciudadanía, de los avances del trabajo conjunto que se planteamos.

Estas tareas son urgentes en un contexto donde todo parece indicar, que solo queda prepararse para reaccionar, pues de no acelerar la gestión del aparato estatal, los impactos que podrían tener el Fenómeno del Niño podrían manifestarse con diversa índole e intensidad, en términos de trabajos perdidos, negocios y actividades económicas afectadas, viviendas o infraestructura dañada, así como de personas perjudicadas en su calidad de vida y su salud.

Todo ello, podría ahondar el descontento social con las autoridades públicas, que lamentablemente parecen llevarnos otra vez a escenarios donde un fenómeno natural nos encontrará sin la preparación adecuada y en situación de vulnerabilidad ante los peligros.

(Fotografía: Andina)


Escrito por

Karla Gaviño

Consultora en gestión pública, infraestructura e inversión pública. Profesora de la EGP de la Universidad del Pacífico. @KarlaGavinoM


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